(Más cuento que Calleja)

lunes, 6 de septiembre de 2010

El día en el que no debería estar aquí.

(música de fondo inicial: )

Hoy es lunes 6 de septiembre. Hace tres meses pensaba que tal día como hoy me levantaría en una cama que no era la mía (pero que lo sería durante los 10 meses siguientes); desayunaría algo, ya fuera sola o con alguien que encontrara en la cocina; y me iría a clase: quizá con alguien que habría conocido el finde en alguna fiesta de bienvenida Erasmus,quizá con Cristina o quizá con alguien del foro. Me metería en una clase llena de francesitos, donde un hombre (o mujer) me empezaría a hablar de bases de datos que en realidad serían 'bases de données'. Después me iría a comer a un 'Resto U' por 2,5€ y finalmente, si no me salía ningún plan o me negaba a la tentación volvería a mi habitación e intentaría estudiar Topología (eso en el caso de que hubiera decidido empezar a estudiarla diez días antes)

Pero la realidad es muy distinta. Me he levantado después de dos semanas de completa y anodina rutina, me he ido a la universidad, he estudiado los últimos temas de la famosa topología sin muchas ganas ya que lo mismo me da suspenderla que no y he vuelto a casa esperando encontrarme una disculpa en el correo. Una disculpa que al menos cerraría el capítulo del párrafo anterior.

Si existiera la justicia divina lo que he pasado este verano merecería una gran recompensa, porque me han roto el verano (pero a quién le pides cuentas ¿eh?). Un verano que me prometía muy feliz (afortunadamente, se pueden rescatar pequeños grandes momentos como Gata, Cádiz o Coruña).
Porque desde el día 1 de Julio me pasé dos meses luchando contra los franceses, a base de miles de emails en inglés y francés para que ¡por favor! nos dejaran coger las asignaturas que estaban en nuestros planes. Intentos de soluciones, ausencia de alojamiento, cambios de facultades, gente de vacaciones... y problemas de salud: de estómago, estrés... y todo eso que nadie te va a poder pagar. ¿Y todo para qué? Porque aún cuando estabas con ello siempre pensabas "cuando esté en Francia recordaré esto como un reto más", pero nadie pensó en serio que podía ser que no fuera a Francia. Quizá porque llevaba 8 meses preparandolo. Quizá porque me conocía ya la ciudad sin haber estado allí. Quizá porque tenía el presupuesto, viajes y transportes organizados. Quizá porque gasté un mes del verano estudiando francés.

Pero el caso es que todo el 'sufrimiento' veraniego no ha servido para nada, porque sigo aquí.
Realmente necesitaba un cambio de aires y salir de esta carrera que acaba por quemarte. Pero no importó.El aire seguirá siendo el mismo, el mismo aire cálido y seco de Madrid.

La verdad es que la transición ha sido (y es) dura, aunque después de 20 días se lleva mejor. Sé que voy a perderme muchas cosas, que también me están recordando (y me recordarán) los amigos y conocidos que han conseguido irse. Sé que no podré hablar el francés fluido que siempre he soñado. Y sé que mis ilusiones del último año se han esfumado y que me tengo que reconstruir, readaptar y ver qué hago con el año nuevo.

Pero la reconstrucción está en curso. Simplemente hay que ver que mi vida no ha sido nada mala hasta ahora, que de los palos se aprende y que aquí sigue habiendo gente dispuesta a ayudarte y hacer que este año sea, a pesar de todo, mejor que el anterior. Será nuestro propio "Erasmus en Madrid", la que hasta ahora me ha demostrado (pese a todos sus defectos) ser la mejor ciudad del mundo. Y por el francés... habrá que sacarse algún título para que el curso no haya sido en vano.

Así que nada, aunque cueste, borrón y cuenta nueva. Empecé con una canción que resumía mi sentir después del verano, acabo con una optimista que espero que sea el nuevo año.

Porque pienso darle a mi vida en Madrid, OTRA OPORTUNIDAD.